El intenso desarrollo tecnológico apoyado en la emisión de ondas electromagnéticas, expone al ser humano desde el vientre materno a campos de alta y baja frecuencia cuyos efectos a medio y largo plazo desconocemos. Como ha ocurrido en otras épocas de la historia de la medicina ante nuevas enfermedades la respuesta ha sido el rechazo.
El sistema celular del ser humano trabaja con campos electromagnéticos, como bien se estudia actualmente en laboratorios de electromagnetismo, especialmente cerebral. Este sistema ayuda a la comunicación intracelular, reacciones bioquímicas y la comunicación intercelular, etc. Hay un fenómeno de bioresonancia. La presencia de nuevos campos externos (polución electromagnética) muchas veces sumados, producen en algunas personas diversos grados de afectación en su salud.
Suponemos que se interfiere la comunicación intracelular e intercelular, los fluidos y la secreción hormonal, la unión a receptores y canales de membrana. Diversos estudios señalan las alteraciones de la permeabilidad de la BHE (barrera hematoencefálica), de la hipoperfusión de zonas cerebrales, medida por tomografía cerebral ultrasónica, de la deficiencia, secreción de melatonina y de la presencia de marcadores de estrés cerebral, como son diversas proteínas de choque térmico. No hay consenso científico sobre esta materia.
PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN
La existencia de datos inconclusos, contradictorios o inciertos y la presencia de sospecha fundada debería ser suficiente para aplicar el principio de precaución.
La OMS (2005), el Parlamento Europeo (2009), la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (2011), las recomendaciones del Colegio de Médicos Austriaco, la contribución del estado sueco o el australiano son algunos ejemplos de regulaciones, afirmaciones o recomendaciones ante este nuevo hecho medioambiental.
SINTOMATOLOGÍA DEL SÍNDROME DE HIPERSENSIBILIDAD ELECTROMAGNÉTICA
Dolor de cabeza recurrente, cansancio crónico, nerviosismo, taquicardias, mareos, insomnio, disminución de la concentración, hiperactividad, alteraciones del sistema vegetativo-simpaticotónicas, son algunas de las expresiones del cuadro sintomatológico.
PRIMERA FASE, fundamentalmente neurológica con fenómenos asociados simpaticomiméticos: cefaleas, acufenos, anomalías de la sensibilidad superficial con disestesias, falsos vértigos o vértigos tipo Meniere, problemas de atención o concentración, disminución de la memoria inmediata, opresión torácica, taquicardias, alteraciones digestivas, diarreas, gastralgias, náuseas…
SEGUNDA FASE, la triada de insomnio, fatiga crónica y depresión junto a irritabilidad o violencia verbal y alteraciones del estado de ánimo.
TERCERA FASE, que depende de las circunstancias o de si se llega a reducir la exposición a los campos electromágnéticos. El cuadro es diferente en niños y adolescentes donde las alteraciones del comportamiento, la caída del interés por los estudios o por los juegos son expresiones clínicas, los componentes son fundamentalmente alteraciones psíquicas (irritabilidad, el niño puede ser diagnosticado de un cuadro de excesiva actividad… y medicado a tal fin). Para los adultos, un síndrome confusional, con desorientación temporoespacial, incluso a veces pseudodemencia, entorno del pequeño mal epiléptico, incluido sus bases patogénicas.
La presencia de estos síntomas aparecen o se recudrecen ante la exposición y mejoran tras la retirada de la exposición. Los pacientes se hacen cada vez más sensibles a campos cada vez más débiles, con una progresión que les limita cada vez más. Los niños tendrían más efectos psíquicos y los adultos más neurodegenerativos.
Marcadores potenciales
Déficit de vitamina D, la presencia de niveles elevados de histamina o la IgE, la disminución de niveles de melatonina, el aumento de los marcadores S100B, reflejo de sufrimiento cerebral, HSP27, HSP70, anticuerpos anti O mielina son marcadores comunes en proporción variable en estos pacientes (estudio sobre 190 pacientes).
Trabajos como los realizados por el oncólogo Dominique Belpomme de la Universidad de París-Descartes y del grupo ARTAC permiten comenzar a definir la enfermedad tras estudiar un volumen de pacientes afectado de diverso grado y comenzar a denominar “síndrome de intolerancia electromagnética” a este problema.
Recurso aportado por: https://www.vivosano.org/sindrome-de-hipersensibilidad-electromagnetica/
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